lunes, 25 de noviembre de 2013

The grass is greener on the other side

Acontecimientos y personajes marcan eras. Entre los ochentas y noventas fue la época de Maradona. Hace unos años es ya la era de Messi. Hace unos años es  también la era del nacer de los nativos digitales.

Somos testigos presenciales de una clase de especie humana que pronto acompañará a los dinosaurios en las enciclopedias virtuales. Hoy, aquel que no usa una computadora o algún elemento tecnológico en su día a día, es una foto en blanco y negro.

La tecnología, su brutal avance en sólo un puñado de años ha fisurado el mundo partiéndolo en dos. Sólo los más aptos y jóvenes han podido saltar hacia la parte en la que aún hay agua y alimentos, aquella que se extenderá. Están, además, los que han quedado en la otra parte, en la parte desdichadas condenada a la extinción. Ellos sirven hoy como un museo en vida, un pasado en contacto con el futuro por tiempo limitado.

Por supuesto que hay octogenarios tecnológicos de la nueva era. Ellos, extraterrestres camuflados en un mundo que los desconoce; algunos abuelos, algunos pocos padres, sin Facebook, sin smartphones, que no navegan todos los días durante horas en aguas ficticias y que no tienen a todos sus amigos en la palma de su mano, son la última parte de la especie enteramente humana, la parte condenada a la extinción. Para ellos todo lo nuevo funciona como una herramienta ajena que facilita sus vidas más no como una extensión indispensable e inherente de su cuerpo. Ellos se adaptan y dan un uso funcional a la tecnología, son casos excepcionales.

Por otro lado, están los representantes de la teoría de Darwin; los que se adaptan y evolucionan, los testigos que sobrevivirán a la fisura. Los que nacieron en un lado y terminarán sus días en otro.
Los humanos que crecieron entre humanos y que más de una vez acuñarán la nostálgica frase “todo pasado fue mejor”

Finalmente están los nativos digitales. Los zombis sin infección que transitan ensimismados en el mundo impalpable. Conversadores sin voz, interactivos asiduos sin presencia en todos lados cuya energía acaba cuando la batería de su dispositivo está en rojo. Abstraídos por defecto, ensimismados por convicción.

Así, centímetro a centímetro, la fisura se extenderá y las partes se alejarán. Habrá nuevos padres y abuelos, pero nunca más los habrá de blanco y negro.
Un no nativo digital será motivo de asombro para generaciones futuras en las que la falta de tecnología como parte de la vida será la versión 2.0  de vivir en una cueva y cubrirse con pieles. Estamos ante la desaparición de la especie humana pura e innata.

La tecnología beneficia, pero ¿tú te estas beneficiando de ella?. El camino a la dependencia tecnológica ya está muy avanzado. Sólo recen a Internet que no se malogre el router.



sábado, 2 de noviembre de 2013

Tu vida sin ti


Si una mañana se abre un hueco en la tierra y te traga intempestivamente sin más ni menos, ¿alguien se dará cuenta de tu ausencia antes de que llegue la hora de almuerzo?

Tu existencia se impregna en lo que has hecho y dicho durante tu vida y, a la vez en como todo eso ha marcado o ha sido oído por alguien más. En alguien que pueda responder a preguntas como: ¿quién eras? ¿qué pensabas?

Mata a miles de personas de maneras nunca antes vistas. Se un sanguinario sólo porque sí. Mientras más excéntrico, más marcarás. Busca innovar, ser un sui generis que te garantice salir en libros. Que hablen de ti en revistas, en las noticias y que lleven la cuenta de tus años de muerte. Igual no serás malo en ojos de todos.

Sé un rockero famoso, influencia a miles con tu música. Degenera y drógate con todo lo que te pueda hacer alucinar y si no, mézclalo. Cásate, divórciate y compra lujos exorbitantes. No dejes de estar drogado en  ningún momento. Muere de sobredosis y espera que te lloren todos los que te amaron y te desaprobaron en vida. Finalmente, que tu música alcance el éxito que no tuvo contigo vivo.

Da misa todos los domingos, confiesa a creyentes y sé el sostén de muchos en tu comunidad. Trata de hacer algún milagro mediático que rompa esquemas. Si tu grandeza no es tan pura, descarríate y aprovéchate de los niños que te rodean.

¡Llévatela fácil!. Haz estupideces denigrantes desnudo… o con poca ropa. Sé un “combatiente” o un “guerrero”.
Busca a Munra y que te cuente su secreto.

Trabaja duro, disfruta la vida, cásate, ten hijos y sácale la vuelta a tu esposa.  Ahorra mucho dinero y así vuélvete medianamente inmortal a través de la memoria de tus niños. Que tu dinero dure por lo menos hasta tus nietos. Compra unos años de inmortalidad.

Influye para bien a las personas que te rodean. No abarques mucho para que puedas apretar algo. Que tu obra sea natural, sin que la notes ni que la noten. Sólo contagia. Sé positivo ante la idea de mejorar.


Has algo antes de decir adiós, vive una vida que valga la pena recordar…trasciende. En último caso, sólo busca una roca enorme e inmortaliza tu nombre en ella.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La reflexión en tu ausencia



Desnuda te alejas de la cama dirigiéndote al baño.

Tendido en la cama te observo. Estás fuertísima – pienso justo antes que cierres la puerta del baño. Como deslizándome en una nube, me acomodo boca arriba, suspiro triunfal y quedo mirando al techo.

Pensando en que pensar, pienso en ti.
¿Qué surge en mi mente cuando pienso en ti? ¿podrías adivinar? Algunas respuestas serían acertadas.

Abro la puerta del balcón, me aproximo a la baranda. Observo hacia abajo. Siete pisos me separan del suelo. Si me caigo no la cuento. Probablemente no la contaría incluso cayendo de un tercer piso. La delicadeza física del ser humano me sorprende, me frustra.

Una paloma se posa por unos segundos al otro lado de la larga baranda. Miro al ave un momento y luego vuela hacia un cable. Ahí se encuentra con otra paloma, se miran vaciamente un momento y a continuación vuela a la ventana del edificio del frente. Lo arbitrario de sus movimientos denota poca inteligencia. Irónico: yo con un cerebro probablemente más grande que la paloma entera tengo que bajar siete pisos, caminar hasta el edificio del frente, tocar el timbre y subir siete pisos para estar donde está ella ahora – pienso. En su falta de inteligencia la paloma pensará, que estúpido humano, ¿por qué no viene por el camino más corto?


No siento vértigo cuando miro hacia abajo. Siento que con un buen impulso puedo caminar por las nubes. Llegué al final de la tierra y ya no me faltaba ningún lugar por donde caminar así que decidí volar – recuerdo haber escrito alguna vez en mi cuaderno.


Parece que de algo me quiero convencer.
Tan complejos y tan limitados. Observo todas las construcciones al rededor, veo autos, alumbrado público. Veo una ciudad, un ambiente antinatural creado por la mente humana. Aún así, envidio a la paloma del frente.                                           

¿Qué pasa, no puedes? – me dice el ave mientras se pavonea abriendo las alas de par a par.
Pajarraco de mierda. La delicadeza del vidrio no es debilidad, es fineza - le grito a la distancia.
A manera de analogía, intento encontrar consuelo para mi estado de humano limitado replicando esa frase.

El viento sopla, el cielo parece alcanzable, siento que puedo volar, sólo tengo que decidirme.

Como un corte en la secuencia, de pronto me encuentro trepado en la baranda sin haberme dado cuenta. Siento la sonrisa en mi rostro.
Abres la puerta, volteo a verte desde la cama...estas fuertísima. Sales del baño y empiezo a volar.
En tu ausencia me cuestiono a fondo, en tu presencia puedo volar.


martes, 20 de agosto de 2013

Muy locos para el mundo




El loco de la cuadra sale de su casa, junta la puerta y se prende un cigarro casi debajo del umbral. Aferra su mano a la perilla de la puerta, ni en la locura se pierde la desconfianza. Loco precavido vale por dos.

Gira la cabeza para un lado, gira la cabeza para el otro de manera poco natural. Su mirada encierra miedo detrás de la locura. Primera bocanada de humo. El terno azul marino, la camisa blanca y las zapatillas de tenis, también blancas, le dan un aire de empresario díscolo. El cigarro le da caché.

El mundo en su cabeza fue atormentado por los números. Un economista que en algún momento se topó con algo que lo desequilibró y lo expulsó de la normalidad. Su desvío se controló con pastillas que no pudieron traerlo al nivel de los normales ni volverlo productivo nuevamente. Quedó a mitad de camino. Un loquito inofensivo, un divergente tolerado y tierno pero a quien no se le ve igual de todos modos.

El loco observa el cigarro entre sus dedos. Su mirada intenta comprender un mundo acelerado y cambiante al cual él no pertenece más. La madera de su puerta lo protege en su guarida.

En su insensatez, él decide abrir esa puerta y quejarse en vano. A voluntad choca con una verdad que no entiende y se asusta de ella día a día. Cada tarde el tabaco lo lubrica para disipar la frustración del no entender. Mira, ahí está el loquito.
El cigarro siempre se acaba y algo debe distraer su mente. En algo la debe ocupar. Cada loco con su tema.

“Ese es un corrupto. Mira los edificios que está haciendo, eso no se puede acá, en mitad de una calle residencial”  Denuncia el loco a voz en cuello al vecino que se mudó de la calle y logró permiso para construir edificios más grandes de lo permitido frente a su casa. El loco se indigna con razón. El loco necesita ese rollo, es su rollo.


Alguna vez su repetitivo rollo congrega la atención del guardián de turno... Quien puede que este más loco por oír lo mismo todos los días.

“Ese loco de mierda…”

Si no es así, invade a cualquiera que pasa frente a su puerta. Un loco debe reivindicar su condición ante la sociedad. Un loco en su casa no es loco, loco es cuando se muestra y los demás lo reconocen como tal. Al final ¿qué es un loco sin locuras y desequilibrios? ¿un payaso sin gracia?

El loco es quizás un cuerdo que decidió que si la vida no tiene sentido él tampoco debe tenerlo.

Como Alan en un balconazo o Hitler dando un discurso, este loco también despliega sus cualidades de director de orquesta y dirige los ruidos de la construcción. Camiones, maquinaria pesada, taladros y gritos de obreros se amalgaman en una armonía urbana al compás de las manos del loquito. Con gracia sostiene su afilado rollo. Una ópera de locura a la cual asisto con sólo salir a mi balcón.

¿Qué será de ti loco cuando el edificio esté acabado? ¿De qué te quejarás en vano? ¿Cuál será tu rollo, loco?

Aún así te quejes justamente. Seguro que, igual que ahora casi nadie te escuchará. Tus verdades no importan porque estás loco y si algo logras, es hacerlos reír. Tú seguirás siendo al que tildan de loco incoherente en un mundo destruido por los cuerdos.

viernes, 26 de julio de 2013

The real Truman Show



Las llantas rechinan y suena una bocina. El hombre vestido de traje y corbata cruza la pista despreocupado, más canchero que Lennon en Abbey Road mientras su seguridad lo amuralla del paso de los autos en luz verde. El hombre levanta el brazo izquierdo, mira la hora y su reloj destella los numerosos diamantes que posee. Un reloj puede valer más que una casa, este vale más que dos.

El lava autos del grifo terminó de pasar la última capa de cera al Mercedes hace 10 minutos. Siempre hace bien su trabajo. Ahora comparte una gaseosa con su compañero mientras conversan. El lava autos es una persona simple y buena.

_Mi hijo me está exigiendo propina, le daré algo por lo menos de vez en cuando. El otro día quería…  ¡Lava autos!, cóbrate. El señor de traje y corbata interrumpe abruptamente la conversación.

_Disculpe señor. Ya está listo su auto como quedamos. El lava autos se levanta y recibe de la mano izquierda del señor un billete de 50 soles. El movimiento descubre el reloj y este destella nuevamente deslumbrando al lavador. En su caso, ese reloj cuesta 3 veces su casa.

_Señor. El billete tiene una punta rota. –Dice educadamente el lava autos.

_¿Y qué hago? –replica el señor de traje mientras se ajusta la corbata mirando a otro lado. Dinero no es sinónimo de grandeza.

_Esteeee. El lavador pone el billete a contra luz y achina los ojos mientras lo observa. Está bueno, no se preocupe. –Agrega y ríe nerviosamente buscando aprobación. Este bueno o no  puede ser difícil pasarlo pero el lava autos se acomplejó y prefirió dejar el tema ahí.

El señor estira el brazo nuevamente y extiende la mano. Mi vuelto.

_Gracias señor. Siempre a su servicio. El lava autos entrega el cambio parsimoniosamente. Si fuera japonés, su reverencia lo hubiese hecho besar el suelo.

Uno de los sujetos de seguridad abre la puerta del Mercedes al señor y sube luego de él. Los otros dos suben adelante.

El lava autos llega a su casa alrededor de las diez de la noche. Su hijo lo espera sentado en la mesa. Su esposa duerme.

El hijo del lava autos desprecia a su padre. Lo reconoce como alguien correcto, criado a la antigua que no recibió más que la mínima formación académica y que no entiende mucho la vida de hoy en día. No es digno de su admiración. A pesar de la bondad de su padre, él posee características mundanas en su generación. La bondad de su padre se vuelve la débil puerta que no le impide salir y hacer lo que quiera con su vida.

_He pensado bien y sí, mereces que te de propina de vez en cuando. Eres un buen hijo. Responsable y estudioso. Más no te puedo pedir.

El hijo del lava autos traga saliva. Un sentimiento poco reconocible para él lo invade. Cargo de conciencia se llamaba en alguna época.

El lava autos abre su billetera y saca el billete de 50 soles con la punta rota. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, el lava autos no es ningún idiota.

La punta está rota –reclama el hijo.

_No tendrás problemas, está bueno. Ya depende de ti.

Confiado de su astucia, el hijo acepta el billete y finge una sonrisa.

El hijo del lava autos sale de casa cuando su padre duerme. Cierra la puerta con sumo cuidado, se pone la capucha y camina algunas cuadras. Se detiene frente a una casa. Ventanas rotas, luces apagadas, papeles en la entrada etc. Parece abandonada. Mira nerviosamente a ambos lados, se relame los labios y toca la puerta en clave.

Segundos después que parecieron horas para el hijo del lava autos. Se escuchó una voz del otro lado de la puerta.

Comiendo un pan, el vendedor de drogas abrió la puerta.

_¿Qué quieres ahora chibolo fumón? – dijo al hijo del lava autos con la boca llena.

_No tengo lo que te debo. Mi viejo llego cuando le iba a sacar plata a mi vieja. Sólo tengo 50 soles. Dame algo y mañana te pago completo. El hijo del lava autos sacó los 50 soles con la punta rota y se los dio al vendedor de drogas.

_Está roto –dice al instante el vendedor.

_Pero está bueno. –responde ansioso el hijo del lava autos.

_Pasa nada chibolo, queda a cuenta pero no te voy a dar nada. El vendedor de drogas arruga el billete y lo mete en el bolsillo trasero de su pantalón.

_Oe suéltame algo causa. Mañana me tiro cualquier cosa y cancelo.

_No jodas. Saca la vuelta no más.

La adicción del hijo del lava autos lo abalanzó sobre el vendedor. Este, conocedor de la impulsividad de sus consumidores, anticipó la mediocre arremetida y la cortó con una patada en el pecho.

Con la frialdad de quien acostumbra lidiar con la ira, tranquilo cerró la puerta y subió las escaleras terminando de comer su pan.

El vendedor se sentó en un sofá más gastado que la imagen del Ché Guevara, y poco a poco se quedó dormido.

A las siete de la mañana sonó la puerta. El vendedor de drogas dejó el confort de sus sueños en la Matrix. Como si se tratase de una sirena policial, el paranoico vendedor despertó y de un salto se tiró al suelo.

_Mierda. ¿Quién carajo es? -gritó.

Volvieron a tocar. Con más fuerza esta vez. El rostro del vendedor de drogas pasó de molesto a asustado. Reconoció algo en ese silencio intencionado. Rápidamente tomó una bolsa con dinero de su mesa y mientras bajaba las escaleras metió el billete con la punta rota en la bolsa.

En la puerta lo esperaba un sujeto, sencillamente, gigante.

_Acércate al auto. –le dijo el sujeto.


Como un condenado caminando a la horca, los pies del vendedor llevaron el resto de su desgarbada figura hacia la ventana del auto. Una vez al frente, el vidrio descendió.

_Esto es por la merca que me dejó la semana pasada. –murmullo asustado el vendedor.

El vendedor de drogas entre cerró los ojos cuando del auto salió una mano con un reloj cuyo reflejo casi lo deja ciego.

El señor de traje y corbata abrió la bolsa y sacó el billete de 50 con la punta rota.

_Está roto. –dijo.

El vendedor de drogas retrocedió un paso pero su intento de huida fracasó cuando se topó con el sujeto de seguridad que estaba detrás de él.


Está roto, pero es bueno. –concluyó el señor de traje y corbata y subió la ventana.

La ventana del auto subió nuevamente y el vendedor de drogas encontró su reflejo en ella.

Aún antes de Internet, todos estábamos conectados de alguna manera. Todos éramos observados. Nuestros secretos, nuestros peores miedos, nuestras peores facetas siempre tienen al menos un testigo.Cada contexto conoce el comportamiento adecuado para este. 
¿Perturba la falta de intimidad no?




viernes, 14 de junio de 2013

Zona de promesas




Tendido en el suelo, enfriándose por la sangre abandonando su cuerpo, Miguel recordó que horas antes, aquella noche luego de darle un beso de buenas noches a Carolina le prometió que no moriría jamás.


Tranquila hija. Siempre voy a estar a tu lado. Tú y yo viviremos para siempre.

La niña, más calmada, finalmente pudo conciliar el sueño.

Miguel la observó mientras se levantaba de su lado, caminó hacia la puerta, apagó la luz de la habitación y se fue.

La mujer de Miguel esperaba fuera de la habitación.

Nunca le has mentido a tu hija y hoy acabas de prometer algo imposible. Antes que todo lo que le quieres dar para que no sufra como tú lo hiciste, ella quiere tener a su papá al lado y tú esta noche te vas a arriesgar una vez más.

Este es el camino que ha tomado mi vida. No tuve mucho para escoger pero yo les daré opciones, mejores alternativas.
Miguel besa a su esposa, camina hacia su habitación, abre el armario y saca un paquete de la repisa superior. Al regresar por el pasillo ella ya no está ahí parada. Nunca pudo verlo 
partir. La incertidumbre la destruía.

Miguel tuvo una infancia difícil, desde pequeño tuvo que vérselas por si mismo y los caminos que debió seguir no fueron acertados. Estuvo preso tres años. Cuando salió reformado conoció a Carmen y se casó con ella. Consiguió trabajo en un almacén. La vida pareció enrumbar de manera correcta y luego de algunos meses decidieron tener un hijo.
Pero como al parecer nada dura para siempre y, en efecto tal vez somos hormigas a las que Dios tortura con una lupa en un día soleado, el almacén fue robado. Al no encontrar responsables, el dueño se desquitó despidiendo a Miguel a quien, lamentablemente su pasado en la cárcel lo condenó injustamente.

Miguel buscó nuevo empleo. Sin estudios, sin experiencia y sin recomendaciones sólo encontró puertas cerradas. Con Carolina a cuestas Miguel contactó a una vieja junta y este le dio trabajo, le dio trabajo y una pistola. Con el paso de los años Miguel era contactado por adinerados personajes quienes remuneraban bien su desempeño. Miguel era conocido ya que siempre hacía trabajos “limpios”

Cuando al parecer Dios se fue a quemar a otras hormigas y Carmen abrió una peluquería con lo ahorrado, intentó convencer a su esposo para dejar ese siniestro mundo. Pero Miguel ya no confiaba más en Dios y temía que este vuelva con su lupa. Carmen ha pasado un año y medio de lucha y hoy, finalmente Miguel realizaría su ultimo trabajo. Su vida ya no puede albergar más penas encima. De ahora en adelante vivirán de los ingresos de la peluquería.

Miguel sale de su casa, camina cinco pasos hacia la derecha y antes de subir al auto se queda unos minutos apreciando el cartel de la peluquería,“Cortes y peinados Carolina”… Aun queda hormigas por quemar.


Tú y tu puta integridad viejo. ¿De que te sirve ser tan correcto? ¿a que te debes tanto si te tratan como un perro?

No me jodas papá, es el tercer mes que no te pagan y se están reventando la plata en tu cara. Jiménez le acaba de comprar un celular nuevo a Tania, con cámara y todo y a nosotros nos acaban de cortar la línea de la casa… o sea ni que hablar de un celular. Tienes que adaptarte a la realidad de una vez si no seguirás siendo un cagado.

Jiménez es un tramposo pendejo. No me compares con él.

Fernando sale de su casa y se dirige caminando a la comisaría. Como siempre llega temprano y espera entre veinte y treinta minutos a que Jiménez este listo para salir a patrullar.

Vamos oe, hoy es sábado y habrá harta chamba. Jiménez apura a Fernando quien se pone el sombrero y deja escapar un suspiro de descontento. Hoy no se siente fuerte detrás del uniforme.

La rutina de los sábados es “patrullar” zonas aledañas a discotecas, bares etc. Los sábados son el día preferido de Jiménez.

Si hoy tengo una buena noche ya me alcanza para el home theater completo.  Fernando escucha mientras se abrocha el cinturón.

Hoy estoy con ganas de trabajar. Concluye Jiménez.

Que se puede hacer, “la situación hace al ladrón” se repite. Fernando lleva años en la policía y no ha logrado mucho. Sus sueños han sido aplazados año tras año y ya no es el joven de antes. Se indigna cada vez que presencia actos de corrupción… se indigna todos los días y su hija le restriega el fracaso en la cara.

“Si no puedes con ellos…úneteles” piensa.

Jiménez se detiene en una esquina.

Voy a comprar puchos para aguantar la jornada. Acto seguido baja de la patrulla e ingresa a la tienda.

Fernando cierra los ojos y tira la cabeza hacia atrás.

Soy un cagado… un viejo fracasado.

Fernando tuvo ganas de desaparecer. Recordó el día que prometió servir a la ley y honrar el uniforme. Ahora la idea de pasar toda la noche viendo como Jiménez ensuciaba el uniforme y se cagaba en la ley mientras él seguía hundiéndose en la miseria le provocaban arcadas.

Levantó el pestillo, abrió la puerta y caminó cabizbajo hasta doblar la esquina.
Luego de algunos pasos el sonido de la puerta de un auto cerrándose hizo que levantase la mirada. Pocos metros más adelante una persona caminaba aceleradamente con las manos en los bolsillos de su casaca. Fernando sacó su arma y siguió al sospechoso sin ser visto.

La vidas de Miguel y Fernando se conectaron por ocho segundos. Seis segundos demoró Miguel tras bajar de su auto. Seis segundos le tomó llegar frente a su victima quien se disponía a entrar a su casa. En un segundo Miguel levantó la mano sosteniendo la pistola, en un segundo hizo contacto visual con su victima y en ese segundo Fernando le disparó a Miguel.

La vida de Fernando cambió. Salvó la vida de un empresario importante, un empresario corrupto. Fernando fue ascendido por su valerosa acción, acción de la cual la policía se colgó y vendió a la prensa como si hubiesen estado siguiendo el caso hace tiempo. 
Fernando salió en televisión y fue portada en algunos periódicos. Su nuevo puesto le permitió alejarse de la corrupción de las calles.

Pero algunas cosas son inevitables y nadar contra la corriente es difícil y finalmente cansa. Así, Fernando dejó de nadar y la corrupción lo alcanzó, tarde, pero lo alcanzó.
Miguel pagó los crímenes que tuvo que cometer en un mundo en el que los que mató también eran malos.
La hija de Fernando tuvo celular con cámara. Tuvo celular, tuvo carro, tuvo viajes y nunca le volvió a faltar el respeto a su padre.
Carolina creció en un ambiente estable económicamente, recibió buena educación y tuvo oportunidades. No le faltó nada…excepto su padre.


sábado, 4 de mayo de 2013

Lecciones de muerte



El miércoles caminando por un parque miraflorino vi a la muerte sentada en una banca. Tranquila fumaba un cigarro con un gato negro a un lado y al otro un pequeño cartel que decía “Test de los colores”.

¿No te parece trillado el gato negro? Y deja ese vicio, te va a matar – le dije mientras me sentaba a su lado.
Él rió mientras echaba una bocanada de humo hacia el otro lado y se arrimaba para estar cómodos en la misma banca.

Que gesto tan considerado para tratarse de la muerte en persona – pensé. Y es que con un personaje tan particular, los chistes no dejan de brotar.

¿Que haces por acá? - me pregunto Tito (si, así se llama la muerte, Tito)

Aprovecho el feriado para tomar fotos para un trabajo. ¿Tu? – contesté y pregunté.
Puuuuuta… Un momento de descanso en mi infinita labor. Aprovecho y veo a la gente chileando. Aprecio como viven… antes de levantármelos jajaja. No mentira – dijo Tito mientras lanzaba la colilla al tacho que tenia al lado. Conciencia ambiental.

¿Y ese cartel? ¿Tan mal paga la chamba que te recurseas haciendo el test de los colores?
Es que tu vieja subió la tarifa. Nada. Ayer leí sobre el test y me provocó ver cuantos se interesan a que se lo haga. A nadie le llama la atención por ahora – dijo Tito mientras sobaba desilusionado su cartelito.

Tito es como cualquiera de nosotros. Tiene un trabajo, tiene sentimientos, inquietudes, días buenos y días malos y no es que ya, tuvo un mal día, va y se vuela media población del planeta, no. Su chamba tiene un orden, Tito tiene ideas, opiniones etc. A veces disfruta de su trabajo y a veces no. Es como cualquiera.

El aspecto físico por el que has optado hoy, tal vez no es el más atractivo. Oye, ya que te encuentro desocupado aprovecho.

Maleteame y de ahí pídeme, buen método. A ver dime.

Hay un huevón que me debe plata, jálatelo pues. Favor de patas y te plancho la túnica.

Carajo! Ya sabes que…

Jajaja. Siempre caes. Te estoy jodiendo. Nada, tengo que entrevistar a un experto en algún tema en particular para un trabajo y quien mejor que la “pelona” para asegurar el 20. ¿Habla la haces?- dije mientras palpaba mi bolsillo buscando la grabadora.

Ya, pero me dejas hacerte el test después- dijo Tito entusiasmado.
Normal- respondí cerrando el trato. Si mi mamá supiera que estoy haciendo tratos con la muerte…

Primero quiero dejar claro que no sé que hay más allá. Así que evita esas pelotudas preguntas. No sé si haya una luz a la que debas ir. Sinceramente no sé que hay después, yo sólo soy el final de la vida- aclaro Tito.

OK. Saqué la grabadora y la deje lista.

Tito se acicaló levemente como si lo fuera a grabar en video. Pelotudo, es audio pensé.


Empecemos



¿Cómo ves tu chamba?
Cada uno tiene una labor en la vida, y la mía es muy particular.

¿Cómo es morir? ¿Duele?
Después de tu sufrimiento y de reconocer que vas a morir, perderás la conciencia. Vendrá un estado de calma y tranquilidad. Todo habrá acabado. El proceso es indetectable. El umbral entre la vigilia y el sueño es imperceptible. El paso entre la vida y la muerte lo es también.

¿Qué piensas del ritmo de vida de hoy en día?
Las personas transitan apuradas, hablando por celulares, abstraídas, ajenas a lo que acontece a su alrededor. El ritmo de vida que impera en esta época hace que me tope con más personas tristes al final de sus caminos. Sentir que se van con temas inconclusos es desagradable.

¿A quien te llevarías gratis?
Sabes que eso no lo decido yo. Con las manos me hizo una señal como indicando que espere. Continué.

Enfoca la muerte como algo agradable en un idea
La muerte no es un momento cargado de dolor, por el contrario, es un instante plagado de dulzura en el que ves en retrospectiva aquellos personajes que marcaron tu vida.

¿Que le dirías a las personas que te maldicen?
No me odien, es mi trabajo y no es fácil hacerlo… que más te puedo decir, me veras al final del camino, es un hecho. Haz que tu camino valga la pena.

¿Qué crees saber sobre las personas?
Mi labor es necesaria, es parte de la vida. De alguna manera creo que conozco mejor a todos ya que los abrazo en su adiós. Creo que en el adiós es cuando uno más puro se muestra.

Pendejo!!!. Algo así le dice el Guasón a un policía en una escena en “The Dark Knight” 
Oé la idea es válida. Suena bien, no me jodas.

Ya ya. ¿No hay sensación de “estarse muriendo”?
No. Eso es una cursilería ideada por el putaso de cupido. Nadie se muere de amor. Ni si quiera la loca del muelle de San Blas.

¿Y los suicidas?
Esos pelotudos se mueren desangrados por cortarse las venas o atiborrados de pastillas.

¿Qué te da pena?
Los niños, si algo es lo que menos me gusta de mi trabajo es lidiar con los niños. Explicarles mi mensaje a ellos es sumamente complicado. Sólo me conforta ver que su vida transcurrió en un ambiente puro y rieron durante su tiempo.

¿Cual es tu mensaje?
Su camino y el mío están atados. Caminamos en sentidos opuestos. Desde que dieron su primer grito de vida el reloj empezó a correr. Existo y soy parte de la vida. No sean pesimistas. Pero si, cada paso que dan es uno menos que los separa de mi y de su final. No pierdan tiempo siendo trágicos, si así debe ser, entonces disfruten.
De nada sirve que se cuiden en exceso, de nada sirve que eviten riesgos. Nuestro encuentro ya está pactado. Así que aun que les suene irónico viniendo de mi, vivan su vida. Láncense en parapente, métanse al mar, buceen, viajen, suban una y otra vez a una montaña rusa, súbanse a un avión y tírense en caída libre, despiértense temprano, no duerman más de lo necesario, lloren cuando deban pero luego rían más. Emborráchense, sean imbéciles y de ahí maduren. Ámense y amen.

No se queden con ganas de algo que quieren hacer por miedo a encontrarse conmigo, yo los encontraré en el momento que deba, estén en donde estén, así que no pierdan tiempo tratando de esconderse, cuidándose enfermizamente. No pierdan tiempo, les aseguro que se arrepentirán más en su ultimo suspiro de aquello que no hicieron que de aquello que hicieron.

Sus palabras finales me sacaron del contexto. Me perdí entendiéndolas por unos segundos y grabe aire al despistarme.

Buen cierre- dije mientras me reincorporaba y cortaba la grabación.

Gracias y, off the record, me jalaría a todos los de esto es guerra y esas mierdas. Eso queda entre tú y yo.

Jajaja. Claro Tito. Una foto y ya estamos.

Ya ahora escoge un color- dijo él.


No sé cuanto tiempo pase antes que vuelva a ver a Tito y tal vez verlo no sea un buen augurio. Mientras tanto aplicaré lo que me dijo tan desinteresadamente.
La muerte dando lecciones de vida, Ja. 

domingo, 14 de abril de 2013

El hombre bajo la lluvia




Disfrazado. Con camisa, pantalón de vestir y zapatos en pleno verano, llegué puntual a la entrevista de trabajo. El día anterior me habían llamado y ahora ahí estaba, sentado en una sala con dos mujeres que nunca había visto. Se respiraba un aire de competitividad. Yo me sentía suelto y relajado.
La ceremonia de engaño comenzó con las típicas descripciones que cada uno hace de si mismo.

La persona que nos entrevistaba, una chinita simpática y risueña dijo, el puesto es para practicante de marketing.

“Buscamos alguien creativo, que piense fuera de lo común. Primero preséntense y mencionen tres virtudes y tres características que cambiarían de ustedes, ¿quién quiere empezar?”                                                                                                                      

Con una velocidad vista sólo en tiradores del lejano oeste sacando su pistola de la funda, la chica sentada a mi lado levantó la mano. La otra chica saltó levemente de su silla por el brusco movimiento.

Yo empiezo. “Ya, pero relájate primero” -pensé.

Sus reflejos, dignos de un ninja, me hicieron notar que la competencia estaba empezando. La otra chica posó sus manos sobre la mesa. Postura que denota aplomo. Movimiento estratégico. Cuadrarse sin puños levantados.

Hilda, cabello negro y corto, nariz aguileña, chata, regordeta,  fluida al hablar pero redundante. Su personaje no era muy rico.                                             

Virtudes: Proactiva, empeñosa, alegre.                                                             

Falencias: muy perfeccionista (hazme el favor), decir siempre lo que piensa sin pelos en la lengua.

La otra chica esbozó una leve sonrisa cuando Hilda uso la palabra proactiva. Entendí su gesto pues, tranquilamente hace más de quinientos años Cristóbal Colon puede haber acuñado ese termino como parte de su estrategia para convencer a la reina de que le financie el viajecito a las indias. Hoy en día, ya perdió valor e impacto. La guerra estaba desatada y saltar al campo de combate antes que los demás permitía que te analicen y aprendan de tus errores.

Hilda concluyó su monólogo y continuo la otra chica.

"Yo me llamo Natalia" La presentación de Natalia se interrumpió cuando alguien toco la puerta de la sala. La chinita se paró y abrió. Era una chica que venía a la entrevista.
"Pasa, toma asiento"-Indicó la chinita, a quien al ver de espaldas, me lleve una inesperada sorpresa. 
"Además de tener sangre asiática recorriendo su cuerpo también debe tener ascendencia africana" -pensé entre risas mentales.

La nueva integrante se sentó al lado de Natalia.
Natalia: Cabello negro y largo, uñas arregladas, ojos claros, piel tersa, buen cuerpo hasta donde podía ver. Segura y simple al hablar. Buena entonación.La mala de la película sin lugar a dudas.                                                                                              

Virtudes: Ordenada, respetuosa y PUNTUAL.                                                              

Al mencionar con especial énfasis está virtud dirigió la mirada a la chica que acaba de entrar. No pude evitar que se me escape una leve risa.                                                                                       

Falencias: confiada de la gente por lo que a veces siento que se pueden aprovechar de mi.

Natalia se mostró como una persona segura de si misma. Fiera, tenaz y capas de intimidar a la mayoría. Apareció en mi radar.

Era el turno Camila “La impuntual”. Presentí que empezó disminuida, evidentemente Natalia había logrado su cometido y pudo disminuir a su contrincante recalcando su impuntualidad.                                                                  

Creo que amo a Natalia –pensé. Se acercaba mi turno y sabía que algo distinto debía intentar.

Advertencia, a continuación presentaremos un suicidio. Cuando alguien aprende algo sin entender por qué lo hace, o sea cuando se lo inculca de paporreta, sólo repite y no piensa.

Camila: rubia, mediana estatura, muy bien vestida, ojos marrón claro, cabello ondulado, buena delantera (tranquilamente Messi y Ronaldo) risueña y de mirada tierna.                                                                                                               

Falencias: pienso mucho en los demás incluso hasta ponerlos antes que a mi misma. Ser muy perfeccionista.

Virtudes: ordenada, respetuosa y PUNTUAL. Boom!. Camila sacó un revolver de su cartera verde hoja, abrió la boca y se metió un plomazo en plena sala. Natalia vio el show comiendo canchita.

Nunca un silencio fue tan incomodo. Camila se sonrojo. Sonrojo?, se puso verde, morada, azul. Podría apostar a que casi vomita. Su sonrisa desapareció, metió la pata hasta el fondo y se quedo atollada en el hueco que Natalia cavó tan inteligentemente.

Con Hilda agonizando en su silla y Camila implorando que la entrevista concluya para correr a emergencias, el campo de guerra se convirtió en un ring en el que debía atestar golpes certeros a mi encantadora pero vil rival. Si mi performance era la correcta podría salir ileso e incluso, recompensado.

“Lo que ustedes buscan es alguien creativo, que piense de manera distinta, que rompa esquemas. Así que siguiendo esa línea: ¿Natalia, tienes enamorado?”

Luego de esas palabras la chinita río cómodamente, Hilda volvió parcialmente en si y Camila volvió a sonreír... No, mentira, Camila no volvió a sonreír. Vamos, ingente metida de pata no pasa tan rápido.
Natalia me miro a los ojos y dijo,aun un poco desencajada.                                     
“No, no tengo”
“Hay que salir un día, ¿que dices?” –dije seguro y tranquilo de estar matando dos pájaros de un tiro.

Ella río y bajo la mirada. Estaba avergonzada evidentemente.                                    

“Si, puede ser”



Aaron: Difícil resumirme en tan pocas palabras, pero puedo decir que soy tolerante, decidido y respetuoso.
Falencias: al igual que Natalia, a veces siento que soy muy confiado por lo que siento que se pueden aprovechar de mi. Sinceramente tengo varios defectos pero creo que no me conviene ventilarlos acá. ¿No creen?.

La chinita, Natalia e Hilda rieron ya con confianza. ¿Camila?, la estaban velando creo.
"Bueno, les agradezco por su tiempo. Nos estaremos comunicando con ustedes para la siguiente etapa" –dijo la chinita y salimos de la sala.

Recogimos nuestros documentos en la puerta principal. Ahí aproveche en conversar con Natalia.

“Buena manera de resaltar” –dijo ella mientras recibía su DNI.

“Gracias. Algo tenía que hacer después de que tu limpiaste la sala”- sostuve mientras guardaba mi documento en mi billetera.                                                      

“Era en serio por si acaso a. Dame tu número” –agregue.
Ella río coquetamente. Pensó unos segundos.

“OK, apunta” – dijo finalmente.

No me llamaron.                                                                                                                       

Tal vez no sea bueno en las entrevistas, aun me cuesta venderme desarrollando una actuación, me parece poco natural.
De está experiencia aprendí que uno debe mentir, blufear en los tests, ponerle paraguas al hombre bajo la lluvia y armar un papel cuidadosamente estructurado para obtener el empleo. Por más que busquen a gente distinta para un puesto que requiere creatividad, prefieren quedarse con aquel que creen más “normal”.
Tanto en las entrevistas y en el amor, con un entrenamiento previo y cierta experiencia, todos podemos calificar. Natalia y yo empezamos a salir dos días después.
Finalmente, en el amor y la guerra todo vale.