lunes, 2 de junio de 2014

Tras las puertas rojas


Una palabra para describir a Joe: Positivo.

Muy temprano se levanta y sale a correr; 40 minutos exactos. Al volver prepara el desayuno para su esposa e hijos. Sube, besa en la frente a su mujer, se baña en 4 minutos y al bajar, desayunan todos en familia.

Al trabajo, en metropolitano. Positivo Joe contamina cuando fuma y eso sucede sólo algunas veces por semana. 5 minutos antes de las 9, Joe ya está en su oficina. A pesar de ser el dueño, llega antes de la hora. Saluda sonriente a todos. Cada día que no tiene un almuerzo de negocios, Joe invita a almorzar a algún amigo o familiar para mantenerse en contacto. Una vez por semana, la invitada es su abuela.

6 pm en punto, Joe sale de la oficina y a las 6:20 ya está calentando para entrenar en el gimnasio. 1 hora suficiente. 7:30 Joe sale limpio del gimnasio tomando algún batido de frutas.
Aproximadamente a las 10, acuesta a sus hijos luego de haberlos ayudado con las tareas o haber jugado con ellos. Más o menos hasta las 11:30 Joe lee un libro, ve una película o hace el amor con su esposa, depende de las ganas del día.

Hoy es jueves y la mujer de Joe destila libido. Con la desesperación y el ímpetu de un quinceañero pero con la experiencia de un hombre de barba blanquinegra, Joe se apodera siempre de su hermosa mujer como lo haría un condenado a muerte en su último encuentro sexual. Satisfechos, ambos comparten, en un cliché de largometraje, un cigarro. Ella sólo fuma después del sexo, él fuma también en otra situación.

Tendido en la cama, aún con la luz de la lámpara encendida, Joe mira hacia el techo sin pestañear; ve formas, sombras y hasta escucha gritos. Finalmente, como siempre, ve un rostro. El mismo rostro. Apaga las luces.

A los 14 años, el edificio Barranquino de cuatro pisos en el que vivía Joe con su mamá, se incendió. 8 personas murieron asfixiadas y calcinadas, incluida la madre de Joe. El culpable fue el desequilibrado hijo menor de una de las familias del tercer piso. Joe fue a vivir con su abuela, acabó el colegio a los 16 y la universidad a los 21. Luego una maestría en España y a los 23 su empresa ya estaba formada. A los 25 adquirió un particular gusto por el golf y a los 31 se casó.

Los sábados por la mañana, Joe es el único que va a la oficina. Este sábado llega alrededor de las 11. Jala la silla y se sienta frente al computador, se dispone a terminar de ver Misery película que dejó inconclusa el miércoles. Culminado el film, baja por las escaleras al segundo sótano. Se detiene frente a una puerta de metal roja, extrae de su bolsillo un manojo de llaves y abre una, dos, tres puertas rojas.

Vivir al lado de una construcción permite que el umbral de tolerancia al ruido de una persona sea cada vez más amplio. Con el paso del tiempo, el constante martilleo ya no logra quebrar el sueño y los dolores de cabeza desaparecen. Con los gritos pasa lo mismo que con el martilleo, después de un tiempo ya no perturban.

Hace 3 años, Joe se topó con una noticia poco mediática. Al día siguiente salió de viaje en su camioneta negra con destino a Ica. Luego de 4 días volvió reconfortado.
Un grito proveniente desde el alma, un grito que parece desgarrar la garganta y regurgitar los intestinos. Joe deja caer la comba que acaba de quebrar como un palo de helado la pierna derecha de Sixto. Enciende un cigarro y se pasea un poco por la habitación, se siente Mr. Blonde en plena danza de tortura en Reservoir Dogs. Luego se para al lado izquierdo de Sixto y recorre con la mirada las rojas paredes del cuarto. Se invade de ira y aprieta la mandíbula antes de despotricar.

Está semana, un imbécil atropelló a 5 personas en un paradero. Tenía más de 70 papeletas. El puño de Joe se hunde en el estómago de Sixto.

Más de 20 familias han sido estafadas por falsos vendedores de terrenos en Villa El Salvador y la policía los está botando como perros. Mientras tanto la selección peruana está de paseo por Europa. Joe saca de un cajón una pelota de golf, toma la comba y efectúa su mejor tiro. El secreto radica en el primer golpe Sixto. La calidad de tu approach determina el éxito o fracaso del juego- dice Joe y al instante le quiebra la otra pierna.

Sixto no es el inestable niño que incendió el edificio donde vivía Joe. Sixto es un pirómano que incendió su casa de esteras con su esposa es hijas dentro. Joe inventó un viaje de trabajo, se fue unos días, investigó un poco e hizo lo que la policía no pudo. Capturó al asesino y lo encerró en el sótano de su trabajo.

Joe deja caer nuevamente la pesada herramienta. Abre los puños y camina hacia el cajón de dónde sacó la pelota de golf. Extrae de ahí vendas, sulfato de calcio y prepara yeso para las piernas de Sixto. Esta noche estará jugando con sus hijos.

Están los que cogen de punto al más débil, otros matan animales por deporte. Algunos consumen todas las drogas posibles mientas que el cuerpo les da. Existen los que se quejan marchando y los que hacen música de su odio. Claro, también están los más sanos, aquellos que cuelgan un saco de box en su cuarto. Todos, de alguna manera, canalizamos nuestra ira, nuestra disconformidad con la vida, Joe tiene a Sixto.